El método de las Cadenas Miofasciales es un procedimiento global donde se utilizan las cadenas para entender el funcionamiento biomecánico del organismo, y, a su vez, determinar las alteraciones de los patrones correspondientes al sistema mecánico – postural, a fin de prevenir, reparar y reprogramar sus causas.
Y por supuesto, durante el proceso se han de considerar una serie de puntos claves para definir el éxito del procedimiento. Así que a continuación te comentamos más sobre este tema y cuáles son los aspectos más relevantes.
Biomecánica Global de las Cadenas Miofasciales
Recordemos que la biomecánica global se basa en el sistema fascial. Es decir, en el esqueleto dinámico que compone, comunica e integra todas las estructuras corporales, respondiendo al sistema de tensiones continuas (la fascia). Y como el sistema fascial es desordenado, se requiere de la organización que nos dan las Cadenas Miofasciales para poder tratar al paciente de acuerdo a su causa mecánica – postural, a través de un reajuste de cadenas.
¿Qué son las Cadenas Miofasciales?
Son vías de comunicación entre las diferentes estructuras anatómicas que constituyen un sistema de tensiones recíprocas. Y el cual es dirigido por el sistema nervioso como eje central.
Por ello, es que cada acción, postura, cambio nutricional, pensamiento y emoción afecta directamente sobre la tensión de las cadenas, generando diferentes efectos en las posturas del paciente, expresados a través del dolor y padecimiento de patologías.
Consecuencias de la alteración de las cadenas
Principalmente, el dolor suele ser el signo más relevante que caracteriza esta afección del sistema de tensiones. Ya que al acortarse una cadena (causal), sus antagonistas (encargadas de reequilibrar) deberán duplicar sus esfuerzos para intentar mantener el equilibrio del cuerpo. Y allí, el paciente podría comenzar a sufrir diferentes niveles de dolor. Así como patologías degenerativas como artrosis o hernias.
Cómo corregir el patrón postural
Primeramente, la clave para atender esta afección y neutralizar las posibilidades de desencadenar una patología mayor, es enfocarse en la causa antes que en las consecuencias. Y para esto, es necesario realizar una evaluación general donde se determinen las disfunciones o alteraciones que generan dolor en el paciente así como la dificultad para realizar ciertos movimientos.
A partir de allí, podrás arbitrar los medios para tratar la afección corporal. En este caso, a fin de recobrar la movilidad de los puntos de anclaje se deben liberar los acortamientos de las cadenas causales. Pero, ¿Cómo se logra esto? Mediante la aplicación de técnicas de tensión mantenida y progresiva de las cadenas. Ya que este procedimiento se basa en situar los segmentos corporales a fin de que tiren de ambos extremos de la cadena. Por lo que deberás guiar al paciente para mantener una respiración idónea siempre respetando el nivel de dolor.
Qué no debemos hacer al tratar las cadenas
Lo más importante durante todo el procedimiento es que no estires las cadenas dolorosas. Recordemos que de por sí ya se encuentran en un ‘estiramiento excéntrico’, por lo que un estiramiento más podría empeorar la situación del paciente. La clave está en tratar sólo la cadena causal, es decir, la acortada, y así podremos eliminar o disminuir el dolor en la zona.
Corregir los patrones, mejorar la movilidad articular y atender algunas patologías orgánicas son vitales para llevar una óptima calidad de vida.